Ciudadanía

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Discurso de la Presidenta de Juntas Generales en la Sesión Plenaria Itinerante

AZKOITIA, Pleno Solemne e Itinerante, 02-07-2016

Buenos días a todas las personas asistentes a este Pleno itinerante de las Juntas Generales de Gipuzkoa, en especial a la teniente de alcalde y demás autoridades y representantes municipales de Azkoitia.

Deseo mostrar nuestro agradecimiento a los y las azkoitiarras por la cálida acogida que nos han brindado.

Señora teniente de alcalde de Azkoitia, le corresponde a usted tomar la palabra.

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Muchas gracias, señora teniente de alcalde.

Las Juntas Generales son la máxima institución de representación y participación de la ciudadanía guipuzcoana. Siendo el órgano de control e impulso político de la Diputación Foral, colaboran en el desarrollo y la modernización de la sociedad guipuzcoana.

Colaboran en su desarrollo y modernización, sí, pero manteniendo también la tradición, de acuerdo con las costumbres que caracterizan la naturaleza de nuestra institución. La Sesión Plenaria de hoy constituye un claro ejemplo de ello. Así, todos los años, el día 2 de julio, se celebra el Pleno de las Juntas Generales, siguiendo el orden establecido en la relación de 23 municipios, que fue fijado el siglo XIX. Este año nos corresponde hacerlo en Azkoitia.

Señora teniente de alcalde, ha hecho usted referencia a la identidad de nuestro pueblo y a nuestros derechos históricos, y a su defensa por parte de las instituciones y representantes públicos. Cuando hablamos de defensa, de la necesidad de defender algo, suele ser debido a algún suceso previo: un ataque. Es ante un ataque cuando un pueblo se ve obligado a defender sus derechos, por medio de sus instituciones y autoridades.

Constituye uno de estos casos el relativo al Concierto Económico y al sistema fiscal vasco. En las Juntas Generales de Gipuzkoa -al igual que en los otros territorios y en el Parlamento Vasco- existen múltiples señales de haber alzado la voz en defensa del Concierto Económico. De hecho, el Concierto Económico y las normas fiscales vascas aprobadas con el Estatuto han sido cuestionados desde el principio, después de que varias comunidades de España hayan acudido a los tribunales. Resulta preocupante e incluso indignante ver que nuestro derecho político, el derecho a que seamos nosotros quienes gobernemos en nuestro país, es reiteradamente cuestionado. En calidad de presidenta de las Juntas Generales, debo señalar que el autogobierno vasco y la decisión política apoyada y aprobada democráticamente por la mayoría de la ciudadanía deben ser respetados, tanto en el presente como en el futuro.

El ejercicio de la democracia es riguroso, y, a veces, complicado. No todo es aceptable, ni lo es actuar de cualquier manera. Se acaba de cumplir el primer año del inicio de la X legislatura, y durante este tiempo la ciudadanía guipuzcoana habrá estado midiendo la talla política de la representación popular que eligió el año pasado, observando si las reivindicaciones que realiza y las decisiones que adopta cada parte coinciden. Algo que estarán midiendo será la capacidad de acuerdo en la gestión de asuntos que nos afectan a todos y a todas, y, junto con ello, nuestra cultura democrática: es decir, que, a pesar de las críticas, denuncias y discrepancias -totalmente normales y legítimas en la dinámica entre gobierno y oposición-, sean siempre preservados el respeto a la palabra, la consideración mutua, el diálogo constructivo y la voluntad de alcanzar acuerdos, en beneficio del bien común y cumpliendo el mandato de la mayoría.

En democracia no es admisible una política dura y agresiva, de destrucción del contendiente. Tras vivir durante años vulneraciones e infracciones de derechos humanos, puede resultar dificultosa la erradicación de dicha cultura y el paso a la pura política, pero es totalmente necesario hacerlo. En democracia no es aceptable una política violenta: la política debe ser desarmada. La política contagiada de dureza obstaculiza el diálogo entre partidos y resta credibilidad a la actividad política. No tener la amenaza de los tiros ni miedo supone un cambio extraordinario. Considero que uno de los retos actuales consiste en dejar de lado la amenaza de las palabras, porque términos como amenaza o agravio no son conciliables con la política.

A pesar de las vicisitudes, en Gipuzkoa, en Euskadi, estamos construyendo poco a poco la paz. La paz política, que es algo más que la ausencia de violencia: el ejercicio de los derechos de nuestro pueblo, trabajar por el derecho a decidir y llevarlo a la práctica, con el apoyo de la mayoría de la ciudadanía. La paz social, a través de políticas que lleven la justicia a la sociedad: siempre se está haciendo algo y siempre hay cosas por hacer, y siempre vigilantes, para aplicar políticas de protección e inserción social destinadas a aquellas personas con necesidades.

Debemos poner voluntad de construir, para el bien de la ciudadanía guipuzcoana, abriendo el camino al diálogo y aportando lo mejor de nosotros y nosotras para ponernos de acuerdo en los asuntos relevantes de Gipuzkoa. Esa es la auténtica política, y para eso fuimos elegidos y elegidas por la ciudadanía guipuzcoana. La clave radica en amar a nuestro pueblo, siendo dignos y dignas representantes populares. Tenemos otro año por delante hasta la celebración del próximo Pleno itinerante, para convertir en realidad, de manera creativa, las oportunidades políticas.

Sigamos adelante, por tanto: de acuerdo con el orden del día de esta sesión, vamos a proceder al debate de la petición presentada por el conjunto de los grupos junteros, la petición de creación de una Ponencia para la realización de modificaciones en el Reglamento de las Juntas Generales.

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Estamos concluyendo la sesión. La cita del próximo año será en Oñati, el día 2 de julio. Por tanto, adiós a todos y a todas, con el deseo de que pasemos un buen verano, hasta que empiece el nuevo curso político.

Azkoitia, 2 de julio de 2016